El cereal es el eje de muchas explotaciones agrícolas, pero en Agrícola El Calvario no lo trabajamos como una materia prima genérica. Lo cultivamos como un producto técnico, planificado al milímetro, con el objetivo de ofrecer a nuestros clientes volumen, calidad constante y fiabilidad total.
En nuestras fincas producimos trigo blando y duro, cebada de invierno, avena y, en algunas rotaciones, triticale. No sembramos por inercia, sino por criterio técnico. Analizamos las condiciones del suelo, la pluviometría, el historial de la parcela y las necesidades de cada variedad. Cada año, ajustamos densidades de siembra, fechas y variedad según la demanda del mercado.
Aplicamos un proceso sistemático y profesional en cada campaña:
Preparación del terreno mediante laboreo superficial y nivelación
Siembra mecanizada con densidad ajustada a variedad y humedad del suelo
Control técnico de plagas, malas hierbas y enfermedades fúngicas
Seguimiento por sensores y satélite, detectando carencias hídricas o nutricionales
Recolección con cosechadoras de última generación, maximizando el aprovechamiento y la limpieza del grano
Todo el proceso queda registrado y documentado, lo que nos permite ofrecer una trazabilidad completa de cada lote, desde la siembra hasta la entrega.
A empresas que necesitan seguridad, constancia y respuesta profesional:
que transforman cereal en harina, pienso o sémola
que exigen volúmenes estables y calidad certificada
que buscan un proveedor técnico y puntual
Mientras otros ofrecen simplemente “trigo de buena calidad”, nosotros ofrecemos:
El origen documentado de cada lote
Control del ciclo completo, sin intermediarios
Capacidad para responder a pedidos grandes con regularidad
Adaptación al cliente, sin rigideces ni respuestas genéricas
Esto no es solo cereal. Es producción a medida, hecha con visión y con método.
Todo el proceso está trazado y documentado. Desde la recepción de la semilla certificada hasta la carga final del grano en camión. No hay lugar para la improvisación.
El seguimiento no se limita al campo: una vez recolectado, el grano se clasifica, limpia y almacena en nuestras propias instalaciones. Solo así se puede garantizar un producto homogéneo, libre de impurezas y con las condiciones exactas que exige cada cliente.
